lunes, julio 31, 2006

Combate de boxeo estelar

Hoy tenemos el gusto de presentar el combate de boxeo del siglo, entre....

  • Con 98 kg de peso, traje de El Corte Inglés, BMW de empresa.... el Senior (Manager, Director, Principal...lo que vd. quiera): Ser curtido en mil batallas, procedente (y/o admirador) de la vieja estirpe de los “Arturo”, capaz de ganar cualquier reunión a base de dialéctica de consultor curtido y que se vanagloria a sí mismo de las jornadas de doce horas a las que lo sometían en sus tiempos mozos y que pretende mantener (mientras hablamos de conciliación familiar que está de moda).



  • Con 74 kg de peso, piercing en la lengua, citroën AX,  traje de Zara y corbata de los años noventa de su padre(cuando la consultora le obliga al traje, si no su más natural look siniestro) y autodenominado mileurista... El Junior (“a las seis me las piro”), recién titulado universitario, antisistema por naturaleza y no dispuesto a currar ni un minuto más de la hora de salida teórica ni a renunciar a escribir su página personal en horas de trabajo.


Esto sí que es un choque cultural y lo demás gaitas. No se lo pierdan; Próximamente en las mejores (y peores) consultoras y en todas vuestra oficinas!!

6 comentarios:

Ernesto dijo...

Pues teniendo el primero la herramienta llamada "Ahi esta la puerta" la cosa esta mas o menos definida por el momento....

vorjales dijo...

¿Quieres decir Ernesto, que si tú fueses la empresa prescindirías del primero? (o el "Ahí está la puerta" es la herramienta que el primero le aplica al segundo?)

Ernesto dijo...

Es la herramienta del primero con el segundo, apoyado en la clasica metodologia de entrenamiento llamada "up or out".

David dijo...

Joder, ni tanto ni tan calvo... que os ponéis en los extremos y parece que no hay termino medio...
Lo de la puerta, para los dos, por incompetentes e inadaptados.
El primero por falta de productividad demostrada, incapaz de realizar su trabajo en su horario laboral (salvo excepciones que requiran sobreesfuerzos puntuales).
Al segundo por falta de implicación, inadaptado y por pijo, que sólo le preocupa su imagen de modernillo de tres al cuarto.
Ni hace falta ir de Armani a trabajar (a no ser que seas Beckam) ni con un piercing y los ojos pintados de negro (el chandal también se excluye porque claramente en el siglo XXI se ha convertido en una prenda de yonki). Yo creo que con un término medio estaría bien.
Y en cuanto a los horarios, más productividad y menos tontería.

vorjales dijo...

Si está claro que los extremos no son buenos.

Y también está claro, para mí al menos, que se está produciendo un fuerte cambio en los principios y la forma de pensar de las personas. Esto impacta también, y mucho, en el trabajo, cómo las nuevas generaciones se enfrentan al mismo y cómo eso choca de lleno con las viejas, sobre todo con las más "duras", dureza que en su época les permitió alcanzar puestos de responsables, responsables sobre las nuevas generaciones...

Esta situación, mal gestionada (o no gestionada sencillamente) puede llevar a un fuerte distanciamiento entre los mandos de las organizaciones y sus "tropas". En el caso de empresas de servicios, donde el capital es el conocimiento, estas "tropas" son (suelen ser) el principal activo.

¿Sobrevivirán las empresas de servicios convencionales a este cambio generacional?

David dijo...

Pues a tu pregunta... eso espero, que si no, todos al paro.
De todos modos, me da la sensación que últimamente se habla mucho de la conciliación de la vida laboral y la profesional. Y esto que cuentas tiene algo de eso. Creo que ahora esta conciliación no dejan de ser documentos bonitos, que aplican a las memorias de responsabilidad social, pero que en un futuro se irán implantando en las empresas, como ya pasa en Europa.
En cuanto al choque, seguramente se llegará a un equilibrio, gracias a las generaciones intermedias que ni tienen ese caracter de vivir para trabajar de algunos directivos actuales, ni tampoco esa apariencia de dejadez y de estar de vuelta de todo de algunos recien llegados.
Como diría ZP, esto se arregla desde el respeto, el dialogo y el talante, sobre todo, talante.